La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.
Nelson Mandela.

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jueves, 27 de abril de 2017

DESMONTANDO UN MITO

                                                 Foto: Recuperada de Wikimedia Commons

Son las 9:45 de la mañana y no es momento para enrollarnos explicando qué es la web 2.0; por eso, vamos a dejar bien claro desde el principio en qué consiste y cuáles son sus principales características.
El 2.0 no es un eslogan que convierta cualquiera de nuestras marcas o programas en algo moderno por el simple hecho de estar presente en el rótulo. El 2.0 implica una participación activa, una mentalidad y una forma concreta de trabajar y de entender la comunidad del conocimiento. La web 2.0 implica un aporte de conocimiento individual o colectivo de todos y para todos.

Aclarado esto,  y para entender mejor la aparición de esta nueva forma de asomarnos y construir nuestro mundo, hay que mencionar la responsabilidad que la aparición de las TICs tienen en este sentido. 
De éstas, se deriva a su vez la casi obligatoriedad que tienen los docentes de saber manejar y controlar las Tecnologías de la Información y la Comunicación pues forman parte indiscutible de la sociedad. Las TICs, han generado una revolución tecnológica y de la información que afecta en gran medida al proceso de enseñanza- aprendizaje. Y es más, si antes con la Web 1.0 el profesor solo tenía que sentar a sus alumnos frente a un ordenador para obtener información ahora debe saber y enseñarles como crear e interactuar con las creaciones de otros miembros de la comunidad compartida del conocimiento.

Pero no basta con hacer uso de las herramientas o aplicaciones que la Web 2.0 nos presenta, el docente debe saber qué prestaciones nos da cada una de las herramientas para saber cuál de ellas es más productiva a la hora de obtener los objetivos psicopedagógicos que busca. Del gran listado de aplicaciones que podemos encontrar por la web  algunas de ellas están vinculadas con procesos cognitivos relacionados con el recuerdo, la comprensión, el análisis o la evaluación. Como otra herramienta cualquiera, cada una de estas aplicaciones, si se nos permite la metáfora,  aprieta una tuerca o saca un tornillo pero no valen para todo, el docente como el buen mecánico debe reconocer la herramienta perfecta en el momento preciso.

Queda claro la necesidad de conocer y manejar este tipo de herramientas pues, por un lado así se lo exige la sociedad a los docentes y por otro, cada una de estas herramientas presenta innumerables posibilidades en el proceso de enseñanza aprendizaje. Ya sea por obligación social o por obtener el mayor rendimiento en los procesos cognitivos de nuestros alumnos debemos formarnos en este nuevo tipo de material escolar, introducirlas en las aulas y usarlas para cambiar el paradigma tradicional de la educación, cada vez más arcaico y alejado de las necesidades futuras de nuestros alumnos.

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